Ellos tienen límites que son puramente naturales, el día no tiene más horas de las que tiene, el niño no tiene más juguetes de los que tiene, cuando juega con sus amigos le gustaría ganar, pero muchas veces pierde, cuando corre le gustaría correr más rápido pero no puede…
si el niño quiere jugar con un cuchillo tú no le dejas, si tu bebé quiere chupar un encendedor, no le dejas, si tu bebé quiere beberse una botella de lejía, no le dejas. Claro que no le dejas, pero es que eso no te lo tiene que decir nadie. Tú imagínate a un niño intoxicado con lejía, y te dicen “pero bueno, ¿no viste que el niño cogía la botella de lejía?”, responderías: “Sí, pero le dejé.”.¿Cómo que le dejaste? “Es que ya me he comprado el libro, un libro que se llama ”
Cómo ponerle límites a los niños“, pero todavía voy por el capítulo 3 y como lo de la lejía está en el capítulo 7 todavía no sé cómo se hace.” Creo que no hay nadie así de tonto en el mundo, todo el mundo sabe cómo impedir que su hijo beba lejía, juegue con un cuchillo o se tire por el balcón, pegue a otro niño o le saque un ojo a un gato.Entonces
¿de qué puede ir un libro que se trate de poner límites a los niños? ¿Te van a explicar cómo impedir que se tire por el balcón? No, porque es un absurdo, te va a explicar cómo ponerle límites que ni siquiera se te habían ocurrido. Te va a explicar cómo prohibirle cosas que no tienes ningún motivo para prohibirle, que probablemente ni siquiera tenías ganas de prohibirle hasta que viste en el libro que había que prohibirlo y que simplemente es un libro para demostrar quién manda a quién. Continuamente prohibimos cosas a los niños,
que si ‘no pongan los codos en la mesa’, que ‘no pinten en la pared’, que ‘no toquen alguna cosa’. Luego nos quejamos de que los niños tengan una ‘edad del no’. ¿Pero cómo no va a haber una ‘edad del no’ si es la primera palabra que les enseñamos? Haz la cuenta de cuántas veces al día le dices ‘no’ a un niño durante los primeros 2 o 3 años. Es la palabra que tienen más dominada. Quizás lo que necesiten los niños es precisamente una vida sin límites, que aparentemente está permitida para adultos, pero para niños no.
Sinceramente me parece que este artículo está escrito cin muy poco sentido común, y la verdad además de ser ridículo lo que plantea, porque debemos recordar que estamos formando seres humanos que viviran incertos en una sociedad con normas y reglas, y no animalitos que pueden autodeterminarse dentro de un corral.
Es decir que debo perrmitir que mi hija destruya mi casa? o la pinte completa? O coma con las manos?
Tomemos en serio el proceso de crianza de los pequeños y no publiquemos frases como que lo "que necesitan los niños es una vida sin reglas"
Es un proceso natural que viven para formar su caracter, y por lo demás indicio que están sanos y desarrollandose normalmente.
Hola Kathy,
por supuesto que cuando crias a tus hijos, estás educando seres humanos que vivirán en una sociedad con reglas, eso lo sabemos todos. Pêro de lo que habla el artículo de Carlos González es de que nos pasamos prohibiendo tantas cosas a los niños.
Obviamente no vas a dejar a tu hijo hacer nada peligroso ni destrozarte la casa, pero seguramente habrá cosas menos importantes que sí puedes dejarles hacer y no pasaría nada grave. No sé, cada uno en su casa tiene sus propias reglas, pero por ejemplo yo dejo a mi bebé de 15 meses comer con las manos. A ti te parecerá una barbaridad pero para mi no es importante y le dejo hacerlo…y aun así, estoy segura de que cuando tenga más edad comerá con cubiertos como los demás.
No creo que en ninguna parte de este artículo se diga que "lo que necesitan los niños es una vida sin reglas", lo que sí dice es que no necesitan "tantas" reglas 🙂
Saludos y gracias por comentar!
Pilar
Hola!
Pues verás,yo estoy completamente de acuerdo.Creo que muchos padres prohiben cosas simplemente por demostrar que son ellos los que mandan,llegando incluso a coartar el desarrollo de sus hijos y que no les dejan crecer y desarrollarse como personas independientes.Me explico:yo trabajo en un supermercado y estoy harta de ver a padres que dejan a sus niños corretear por todo el super con el riesgo que ello supone:caidas,golpes…pero ellos van a la suya…es llegar a la caja y cuando el niño quiere ayudar a embolsar o a poner cosas en el carro o lo que sea,lo más bonito que reciben es un…-!Quita de aqui niño! o -!Estate quieto!.
Yo de verdad que me quedo a cuadros,se pasan la vida prohibiendo cosas que no tiene sentido prohibir y la verdad es que no entiendo la finalidad…
Me imagino que el articulo se refiere a éste tipo de cosas.Poner los codos en la mesa:!yo pongo los codos en la mesa!jajajaja,y como no soy ministra,ni de la realeza todavia no he ido a comer a ningún sitio dónde haya quedado mal,me parece una soberana estupidez!Me gustaria saber dónde está escrito que sea de mala educación,porque el que lo escribió ¿no encontró nada más importante que eso?
Yo enseñaré a mi hijo a no hacer daño,a no insultar,a querer a los animales,a no molestar a los demás…pero no pienso prohibir cosas por sistema o porque a mi la mia me lo prohibiera…creo que ahí entra el sentido común.
Para mi,totalmente acertado el articulo.
Saludos!
Hola Yolanda,
estoy totalmente de acuerdo contigo, para poner los límites adecuados a los niños hace falta sentido común…pero bueno, a veces es lo que más nos falta a los adultos con los niños.
Hay veces que los adultos prohibimos cosas para demostrar que mandamos nosotros, otras veces sólo por prohibir para que "aprendan frustración"…
EN mi opinión hay que poner los límites necesarios para que aprendan a vivir en sociedad y para relacionarse de forma sana con los demás. El resto no hace falta.
Gracias por comentar!
Besos
Pilar
A mí me parece que cada familia establece sus límites porque a algunos nos preocupa que los niños aprendan a comer su galleta solos con sus manitas aunque vayan corriendo por todo el salón y a otros que no manchen el sillón, así que los sientan en la trona a comer. Es una cuestión de elegir qué y por qué. En cualquier caso, los niños crecen y todos acaban por comer solos y sin manchar nada más que la servilleta, así que decidamos en base al bienestar de la familia y no a normas ajenas a nuestro hogar.
Lo importante es comprender que si los niños desarrollan su autonomía dentro de un marco de confianza en sus padres y cuidadores (abuelos, niñeras, profes, etc) serán capaces de asumir que existen convenciones artificiales que la sociedad nos impone en cada momento. Las cumplirán comprendiendo por qué lo hacen y serán capaces de ayudar a los demás a cumplirlas.
De lo contrario encontramos niños que cumplen ciegamente normas que no comprenden y que se convierten en adultos intolerantes.
Soniadora nada más que añadir a tu comentario. Estoy 100% de acuerdo contigo.
¡Gracias por comentar!
Besos
Pilar