Situaciones con las que me encuentro habitualmente en los parques:
– Niños que se pegan
– Niños que no dejan subir al tobogán a mi hija Alejandra “porque es pequeña” (2 años y medio)
– Niños que se caen y lloran
– Niños con hambre o sed que me piden merienda o agua
– Niños que me dicen “¡mira lo que hago!”
– Niños que me piden ayuda para subirse al columpio
– Niños que me dicen “¿puedo jugar con voostras?”
¿Y sus padres dónde están?
Yo suelo estar con mis hijas, ayudándolas a subir a los columpios, viendo cómo se tiran, dándoles agua, llamándoles la atención si hacen algo que no es debido, jugando con ellas…bueno, en realidad suelo estar más con la pequeña porque la mayor ya prefiere buscar niños y no quiere que esté con ella.
De vez en cuando me encuentro algún padre o madre como yo, pero lo habitual es que yo esté sola en el parque.
¿Y entonces qué pasa? Pues que yo ayudo a mis hijas y a todos los demás niños que me lo piden, juego con varios niños a la vez, riño a los niños que se pegan (aunque no sean mis hijos) y doy aguas y galletas a tutiplen.
Cuando era madre primeriza me sentía peor en estas situaciones. Por ejemplo si otro niño hacía algo malo me daba cosa llamarle la atención y esperaba que sus padres le dijeran algo, si me pedía agua o galletas me daba miedo que sus padres se molestaran porque otra mamá les diese comida…
Ahora sólo busco a sus padres si el niño se ha caido y está llorando, en el resto de situaciones actúo según mi conciencia me dicta y asi parezco la madre comunitaria 🙂
Recuerdo un día que una madre del parque, en un parque enorme al que solíamos ir en Madrid, me decía que su hija no podía separarse a más de tres metros de ella, que debía jugar siempre a su lado mientras ella estaba en el banco descansando y hablando con otras mamás. Un parque grandísimo, chulísimo con decenas de columpios para disfrutar y esa niña sólo tenía tres metros cuadrados para jugar porque su madre no quería levantarse.
Esta madre me intentaba vender las bondades de enseñar a mi hija a estar cerquita de ella en estos parques hasta que yo le contesté que yo iba a ese parque para que mi hija se divirtiera, no yo.
En fin, sé que soy una especie rara y me quedo fuera de muchas conversaciones interesantes entre mamás, pero no me importa porque yo voy al parque para que jueguen mis hijas, no yo 🙂
Me ha encantado tu post Pilar. Nosotros empezamos a ir al parque hace poquito porque antes nuestra hija no mostraba interés. Todavía nos queda mucho camino por recorrer en este sentido, pero te entiendo perfectamente. Lo veo igual que tú. Me llama la atención que muchas mamás o papás se queden sentaditos en el banco charlando y sin mirar muchas veces a sus hijos. Y tienen o tenemos que ser otros papás los que les advirtamos de peligros, los cojamos en el aire cuando se caen y juguemos con ellos. Yo creo que es un reflejo de la sociedad en que vivimos, son muchos los niños que están solos en sus casas, en la calle y en el parque. Los adultos, sus padres, han decidido que sean independientes y por eso, los separan a otra habitación en cuanto pueden y los ignoran en el parque. Una pena! El problema es que esto lo pagaremos como sociedad, bueno, creo que de hecho, ya lo estamos pagando.
Un beso y sigue haciendo que tus hijas se diviertan en el parque y el resto de los niños de tu ciudad también, je, je…
Elena yo también me he tirado muchas veces por el tobogán!! aunque reconozco que me da un poco de corte jeje
Raquel, gracias por tu comentario…la verdad es que el parque es un fiel reflejo de la sociedad…
Os leo casi con dos años de diferencia y lamentablemente mi guerra es la misma.
Con la diferencia que yo no soy la madre comunitaria porque me niego, soy la madre macarra. Adoro a mi chiquitin, juego con mi hijo de 1a y medio a lo que se tercie, me importa un pito mancharme con la arena, tirarme por el tobogan, caminar por la pasarela movil… o que me digan: Señora… q esto es para niños! Mi hijo es feliz y su risa y alegria me llena.
Pero a los hijos desatendidos de los demas… lo siento, pero a esos los ignoro. Los ignoro porque no tengo porque entretenerlos yo, y los ignoro hasta el momento en el que deciden que como a ellos no les han bajado juguetes para la arena, pelotas, triciclos…..le quitan a la fuerza los juguetes al mio o le tiran tierra a la cara o le empujan. Ahí ya me sale mi mom Belen Esteban y la lio.
Generalmente son niñas mas mayores que el mio y a los que sus padres, madres, cuidadoras o con los que hayan bajado, han desaparecido o no les hacen ni caso y que pretenden divertirse no jugando con mi hijo mas pequeño sino fastidiando al pobre.
Con caracter general le echo la bronca a la niña en cuestión sin que ningun adulto se acerque a ver que ha pasado… Pobres niños!
¡Cuanta razón lleva tu artículo Pilar!
Las escenas más atroces las he vivido en los parques infantiles, regañinas, indiferencia, crueldad, bofetadas.
Los niños solos, los padres a lo lejos hablando entre ellos, sin mirar a sus hijos,, o si les acompañan, es para entrenarles con dureza, me recuerdan las películas de militares.
Por cierto, nosotros también estamos siempre al lado de nuestra hija, jugamos con los otros niños, paramos malos modos y peleas, y si se tercia, hasta nos lanzamos por el tobogán
Un abrazo,
Elena
Pues yo suelo vivir la situación contraria. Por aquí en los parques sí que suelen estar los padres atentos (aunque no siempre). Con nuestras hijas que ya son un poco mayores (sobre todo la mayor que tiene 5 años, con la peque estamos más con ella) nos solemos quedar un poco en la retaguardia observando (y vigilando para ir corriendo si necesitan algo) y nos encontramos con que muchos padres entran hasta el fondo con los carritos vacíos, se quedan en el medio hablando entre ellos… Vamos, que al final, el espacio de los niños se llena de padres que, la verdad, estorban, a los niños que quieren jugar y a los padres que estamos desde fuera observando a nuestros hijos que no haya problemas. Una vez, cuando Dunia tenía unos dos años, estábamos a pleno sol en el parque, a unos 37ºC y ella estaba super feliz jugando en la fuente del parque (tiene fobia al agua, con lo que le animamos a todo tipo de actividad acuática si a ella le apetece). Nosotros la observábamos (con una muda de ropa y calzado seco en la cesta de la silla). Pues un montón de gente le regañaba por mojarse, mirando para todas partes a ver dónde estaban los padres, como si la tuviéramos abandonada y la niña estuviera cometiendo el mayor pecado del mundo: refrescarse en la fuente en pleno verano. Pienso que lo ideal es encontrar la justa medida. Hay niños que comienzan a ser independientes y les gusta estar a su aire en el parque, pero no abandonados, de manera que si necesitan subirse a algún sitio y necesitan ayuda (o si se caen u otro niño les molesta o les pega) tengan a mano unos padres con él. O con ella. Besos!!
Bueno Mónica, es que tu hija no estaba sola y desatendida…vosotros la estábais mirando y si hubiera necesitado vuestra ayuda, habríais acudido ¡al rescate!! jaja
Lo que yo me suelo encontrar es que los niños se caen y los padres ni se enteran, algunos pegan y los padres tampoco lo ven, tienen sed o hambre y lo mismo…necesitan que alguien les empuje en el columpio y no hay nadie…
De todas formas, tienes toda la razón en que si se trata de niños pequeñitos si que hay veces que los padres se meten "demasiado" porque me acuerdo con mi hija mayor (a la que le encanta escalar y lo hace genial) que todo el mundo se pasaba la tarde diciendo !cuidado que te caes! ¡esta niña se ha subido sola al tobogán!!! y cosas así y yo me pasaba la tarde diciendo "tranquila que no se cae" "sabe subir sola, tranquilo que no pasa nada" etc, etc… 🙂
hola Pilar, me encantó tu post…me siento totalmente identificada…yo le digo “los hijos del parque” a todos estos niños a los que les doy galletas, les alabo sus juegos, me persiguen para que juegue con ellos igual que con mi peque y hasta piensan que soy la nana de él…jeje…me divierte mucho y al mismo tiempo me entristece que estén tan solitos allí con tanto por hacer, jugar, disfrutar…lo más triste es que se me acercan para que tambien los brace como a mi bebé.
Ojalá los padres comprendieran que privilegio poder estar con ellos y divertirse mientras ellos quieran.
Un abrazo!