Desde hace varios años que en mi casa nos gusta fabricar nuestras propias postales, por lo menos las de la familia más cercana. Considero que es algo muy positivo porque:

  • mis hijas y yo pasamos un rato divertido
  • durante una tarde no importa manchar o dejarlo todo lleno de purpurina
  • los que reciben la postal sienten que hemos dedicado tiempo y cariño con su detalle por lo que se sienten muy agradecidos
  • mis hijas aprenden que para hacer feliz a alguien no es necesario gastar mucho dinero
  • nuestras postales son únicas (seguro que no las tienen repetidas)
  • se pueden guardar como recuerdo
  • ellas se sienten muy orgulosas de su trabajo
  • aumenta su creatividad y sus ganas de hacer cosas de un “diferentes”
  • yo guardo en mis recuerdos esos momentos como un tesoro (y creo que soy la que sale ganando en este proceso jeje)


Material

Lo único que se necesita es:

  • cartulinas de colores
  • pegamento
  • tijeras
  • hojas de fieltro o de goma evan de distintos colores
  • purpurina (que es opcional pero en mi casa es o-bli-ga-to-ria jaja)

¿Cómo se hacen?

Se recortan algunos motivos navideños en las hojas de fieltro o de goma eva y se van pegando en la cartulina (hay que dejar un espacio libre en la parte baja de la carulina para doblarla después y que quede de pie). Si los niños son mayores pueden recortarlos ellos mismos.

Es importante que se use fieltro de diferentes colores para que quede la postal mucho más bonita.

Cada uno puede hacer lo que quiera pero nosotras (como mis hijas son pequeñas) hemos optado por las cosas más sencillas: estrella de navidad, vela, muñeco de nieve y arbolito de navidad.

Cuando todo está pegado pasamos a la purpurina y se pega al gusto.

Una vez la purpurina está pegada y todo está seco, se dobla la parte de abajo para que quede de pie y voilá!

¡Feliz Navidad!