Hoy cuento con Mónica Álvarez, psicóloga experta en duelo gestacional y perinatal que lleva más de diez años acompañando a familias que han pasado por ese duro trance de perder un hijo. Ella va a colaborar periódicamente en el blog con artículos que hablen de la pérdida gestacional desde su mirada de experta.
Mónica Álvarez, es psicóloga, terapeuta de pareja y familia.
Madre de 6 hijos, tres de los cuales regresaron tempranamente a la luz.
Desde la página web DueloGestacionalyPerinatal.com dirige la Escuela Stillbirth Support, desde la que ofrece el programa de formación de asesoras de duelo Asesoras Stillbirth Support. Autora de libros como “La cuna vacía” (La Esfera de los Libros 2009), “Las voces olvidadas” (Ed. Ob Stare 2012) y “¿A dónde van nuestros hijos cuando se nos van tan pronto?” (Amazon 2013).
Parto respetado en caso de pérdida gestacional ¿es posible?
La pérdida gestacional y perinatal, o la infantilización de los procesos naturales femeninos
En los dos últimos siglos hemos asistido a la medicalización de procesos que durante miles de años se han venido dando de forma natural y fisiológica.
Procesos que eran vividos dentro de los grupos de mujeres.
A través de “las viejas” o las mujeres sabias de cada grupo que se encargaban de acompañar los procesos de vida y de muerte en la comunidad.
Se nos ha vendido la medicina patriarcal moderna como una especie de salvadora de mujeres.
De mujeres desconocedoras de sus propios cuerpos y sus procesos.
De mujeres alejadas de su tribu y del conocimiento ancestral que guiaba todos estos momentos vitales.
Es cierto que ahora mueren menos mujeres de parto.
Pero no sólo por la medicina quirúrgica e invasiva que “disfrutamos” sino porque en muchos casos la higiene marca un antes y un después.
Es verdad que en algunos casos, la cirugía salva vidas de mujeres y bebés que de otra manera fallecerían en el parto.
Pero esto no justifica la escandalosa cifra de cesáreas que se realizan en muchos hospitales, tan alejadas de las recomendadas por la OMS.
Ni todas las consecuencias iatrogénicas derivadas de las prácticas cuestionables y obsoletas que se realizan aún por muchos profesionales, no dispuestos a bajarse del pedestal de “semidioses” en el que han estado subidos hasta ahora.
Porque sin embargo, se siguen realizando muchas prácticas en hospital totalmente desaconsejadas por la OMS.
[Tweet “Se siguen realizando prácticas desaconsejadas por la OMS sobretodo en partos de bebés muertos”]
Lo vemos en los partos de bebés vivos.
Y lo vemos también en los partos de bebés muertos.
Y más cuanto más temprano fallecen en el útero materno.
Se siguen realizando legrados a pesar de la evidencia científica que hay detrás, explicando los efectos secundarios que pueden provocar.
Se siguen realizando partos instrumentales en embarazos avanzados, cuando podrían realizarse partos fisiológicos, mucho más beneficiosos a nivel emocional para la madre, y fisiológicamente de cara a un siguiente embarazo.
A veces me da la sensación de que las mujeres y nuestros cuerpos somos los conejillos de indias de un sistema médico despersonalizado y estandarizado.
Si ya sucede cuando el bebé está vivo, cuando está muerto, que ya no corre peligro, más todavía.
En los más de 10 años que llevo trabajando con mujeres en pérdida he visto mayores traumas asociados al (mal)trato hospitalario al que fueron sometidas, que por la pérdida en sí.
En cambio, he acompañado en la distancia a muchas mujeres que han podido despedirse de forma fisiológica de sus bebés, en un parto natural, y son mujeres que han encontrado una fuerza y una sabiduría desconocida para muchas.
Yo misma viví esta experiencia y a pesar de la tristeza y el dolor de la pérdida, la oxitocina que recorría mi cuerpo me ayudó a no sumergirme en el dolor, a encontrar un sentido al sinsentido que estaba viviendo.
Mi cuerpo tuvo el tiempo que necesitó para retomar él mismo sus ciclos.
Y mientras sangraba, yo sentía cómo mis ovarios ya comenzaban de nuevo a funcionar, en un eterno ciclo sin fin.
Una madre que ha perdido a su pequeño hijo es un ser sagrado que se merece tanto respeto como cualquier otra mujer embarcada en la sagrada rueda de la vida.
Aunque me veas rota por el dolor, aunque no sea capaz de hilar una palabra con otra por el propio shock, soy una persona que ha perdido al ser que más amaba en el mundo, y tengo derecho a ser tratada con respeto, con cuidado y mimo, a que respetes mi cuerpo y mis procesos.
No soy más que nadie, pero tampoco soy menos.
En la semana del parto respetado es importante tener en cuenta también a los bebés que mueren en el útero y a las madres que tienen que parirlos.
Con amor, con dolor total.
Mónica Álvarez
Directora del Programa de formación para asesoras de duelo “Asesoras Stillbirth Support”
Yo he tenido la suerte de dar con un magnífico equipo que me acompañó en todo momento después de aquel: “el corazón no tiene latido”. Me ofrecieron diversas opciones, primero me decanté por la menos invasiva para mi cuerpo: dejarle hacer todo el trabajo… Pero al día siguiente volví a pedir un legrado, no me veía capaz de pasar por ese dolor yo sola en casa, alargando durante días una espera que me destrozaba el corazón… y de nuevo, caras amables y palabras de apoyo y consuelo por parte de enfermeros, celadores y médicos. Hoy siento que tomé la mejor decisión posible, aunque creo que cada mujer es un mundo y cada una nos enfrentamos a estas pruebas tan duras de maneras distintas.