Continuamos con la colaboración de Rebeca López Noval, mujer, madre y fotógrafa profesional. Desde su página rebecalopeznoval.com contribuye a que podamos aplicar el storytelling a la fotografía para contar nuestra propia historia, las cosas importantes que nos pasan en la vida: nuestros hijos, nuestra casa, nuestra vida…
Además en su blog ofrece consejos útiles para los aficionados a la fotografía de todos los niveles, dirige la única comunidad de fotografía de mujeres pensada para mujeres y ofrece talleres y cursos online en los que nos ayuda a contar nuestra historia desde la fotografía.
Este mes puedes disfrutar de un regalo de una clase de su curso I Love Me (un curso maravilloso de autoconocimiento a través de la fotografía) y además puedes descargar una guía práctica con 40 ideas para retratar a tus hijos.
Hoy nos va a hablar de cómo la fotografía puede acercarte a tu hijo y a tí misma ayudándote a conocerlo mejor.
Cómo fotografiar a tu hijo hará que descubras mucho más de él (y de ti)
La fotografía me ha dado mucho. Me ha enseñado a observar, a conocerme, a ir un poco más despacio (acelerada que es una). Con ella he encontrado la forma de expresarme, pero también la de relacionarme.
Supongo que cada uno tenemos nuestro propio sistema de comunicación, aquel con el que nos sentimos más identificados y cómodos, ese que nos ayuda como ningún otro a contar nuestra visión del mundo. Para algunos será escribir. Para otros cantar. Para mí es la fotografía.
Está claro que empecé en esto de la foto con el empujón de mi hijo, pero siempre fue una inquietud personal que tardó unos años en desarrollarse. Y gracias a ella, también he descubierto otra manera de estar con el Señor Bajito.
Niño, cámara y madre, hemos pasado por diferentes etapas. No siempre ha sido fácil y no siempre hemos tenido tiempo para el trío, pero en la fotografía hemos encontrado un espacio común de encuentro, juegos y conversación.
Lo que hemos aprendido ha sido increíble: respeto por los ritmos del niño, respeto del niño por el trabajo y la pasión de mamá. Y en todo ese tiempo, la cámara actuaba de canalizador y de vínculo.
Porque en cada una de las ocasiones en las que hemos desarrollado la fotografía juntos, se han dado las condiciones que dos personas necesitan para intimar: cercanía, familiaridad, confianza.
Y eso nos ha invitado a observarnos, a tantearnos, a rectificar errores hasta saber cómo amoldarnos el uno al otro.
Así que ahora, a los 6 años de relación, podemos decir que nos queremos mucho y que sabemos estar juntos pero también separados.
Y así, desde la visión amplia que te da la distancia, puedo decir que gracias a este ejercicio de fotografía también me conozco con mejor.
Porque me ha planteado preguntas que he tenido que resolver y cuyas respuestas he tenido que digerir. Aceptar aspectos de mí que no me gustan, que de hecho ocultaba pero que eran parte de mí y debía abrazar para sentirme bien.
También me ha puesto ante situaciones que he tenido que sortear y aprender a manejar.
La fotografía ha hecho que madurara, que me analizara desde dentro hacia afuera.
Gracias a ese camino recorrido a lo largo de estos años, mi hijo y yo hemos conseguido momentos mágicos en los que además, los recuerdos quedarán para siempre. Porque eso es lo que la fotografía hace por nosotras, atesorar esos momentos, esas risas, esos abrazos, esas miradas… Y no borrarlas jamás.
Si tú también quieres tener todo esto con tu hijo/os y tu cámara, aquí van mis recomendaciones:
- No pienses que el equipo es un limitante. Sí, es verdad que ayuda, pero no lo es todo. Incluso con el móvil podemos hacer grandes cosas. Lee sobre composición y mira muchas fotos para educar tu mirada.
- Poco a poco irás consiguiendo fotos de mayor calidad. La mejora no sucede de la noche a la mañana. Como todo, esto depende de cada persona, pero lo normal es que necesites mucha práctica y varios intentos antes de sentirte a gusto con lo que haces.
- Fuera agobios. Prueba, experimenta, haz fotos siempre que puedas.
- Depende de la edad de tu hijo podrás hacer más o menos variedad de fotos. Los bebés hasta los seis meses pueden ser un poco “aburridos”, ya que no se sientan y cuesta sacar fotos diferentes. En esta edad puedes aprovechar a sacarles fotos con otros familiares en brazos. Y muchas contigo, que eres la persona más importante para él. A partir de los 6 meses y hasta que caminan puedes centrarte en sus expresiones, son geniales. Cuando empiezan a caminar el mundo entero se abre a sus pies, no dejes de inmortalizarlo. A partir de los 4 ó 5 años, vuestra relación con la cámara puede ser maravillosa, juntos podéis hacer grandes cosas, así que disfruta y déjate llevar.
- Algunas ideas de momentos habituales en el día a día y que son muy fotografiables:
- El mejor consejo que puedo darte es el de no forzar la foto. Esto significa que si tu hijo no está por la labor, mejor dejarlo para otro momento.
Nunca es una buena idea decirlo cosas como “estate quieto, ponte así o asao, aguanta que sólo es un momento”. Lo único que lograrás con eso es que salga enfurruñado en la foto y que le coja manía.
Claro que para esto se requiere de paciencia y saber canalizar la frustración de no haber hecho la foto cuando querías, pero créeme, es mejor así.
Sea como sea, debes tener en cuenta que al coger tu cámara con la intención de fotografiar, estás comenzando un acto de descubrimiento. Vas a ahondar en la realidad, en la tuya o en la del resto, y eso es… maravilloso.
Disfrútalo. Saboréalo. No tengas miedo de profundizar. A veces da miedo, incluso pereza, pero no rasques la fotografía. No te quedes en la superficie y verás cómo te ayudará a comprenderte, a entender a los demás y a conocer el mundo desde otro punto de vista.
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