¿Sabías que la alergia a la proteína de vaca (APLV) es la más común en bebés menores de 3 años? de hecho afecta a entre el 2 y el 7,5% de los niños en países desarrollados ¡muchísimo! ¿verdad?
En las personas alérgicas, su sistema inmunitario identifica las proteínas de la leche de vaca (PLV) como una amenaza liberando sustancias químicas (histamina) y desencadenando síntomas de una reacción alérgica.
La alergia suele dar la cara durante el primer año de vida del niño, porque ocurre cuando el niño está en contacto con la sustancia que provoca la alergia (en este caso, la proteína de vaca), pero en otros casos se desarrolla cuando el niño va creciendo.
Los niños cuyos padres tienen alergias alimentarias, asma o eczema tienen más posibilidades de padecerla y los síntomas pueden ser muy variables entre una persona y otra. Además el “biberón pirata” que muchas veces se da a los bebés en el hospital tras su nacimiento, aumenta mucho las posibilidades de que el bebé adquiera la alergia.
Se confunde comúnmente con la intolerancia a la lactosa, pero son diferentes. En la intolerancia a la lactosa el sistema digestivo no puede digerir el azúcar de la leche (lactosa) y en la alergia a la proteína de vaca se produce una respuesta inmune frente a la proteína de la vaca.
La APLV se clasifican entre las que son mediada por la IgE (inmunoglobulina E) y las que no son mediadas por IgE y los síntomas son completamente diferentes.
Mediadas por IgE: los síntomas aparecen en minutos o pocas horas después de haber consumido el alimento que contenga proteína de leche de vaca y estos síntomas pueden ser muy variables entre un niño y otro:
- reacciones cutáneas
- dolor abdominal por cólico
- náuseas o vómitos
- diarrea
- dificultades respiratorias o silbidos
- anafilaxis
- síntomas como los de la fiebre del heno (producida por la alergia al polen del heno, la cual causa estornudos, picor en nariz y ojos, tos seca, obstrucción nasal, lagrimeo y fotofobia).
No mediadas por IgE: los síntomas pueden aparecer horas o incluso días después del consumo. Al igual que en la alergia mediada por IgE las manifestaciones pueden variar entre un niño y otro y pueden ser:
- cólicos
- reacciones cutáneas como eczemas
- reflujo
- heces inusuales
- dolor abdominal
- estreñimiento
- dificultades respiratorias o silbidos
- falta de crecimiento
Si crees que tu hijo puede tener alergia a la proteína de vaca, lo primero es visitar al pediatra para confirmar el diagnóstico o bien para que lo derive al especialista.
Por otra parte, puedes consultar la web Unidos por la alergia a la leche donde encontrarás muchísima información muy rigurosa y respaldada por expertos que te ayudarán a entender mejor la alergia y donde podrás obtener también muchos recursos muy útiles para mejorar la vida de tu familia:
- Vídeos de expertos con información muy valiosa
- Pulseras identificativas y portachupetes
- Pegatinas para identificar los alimentos que pueden comer y los que no (y ayudar así a nuestro hijo y a su entorno)
- Recetas deliciosas
- Checklist con los alimentos que pueden contener leche de vaca (incluso los ocultos)
- Un foro para estar en contacto con otras familias con las mismas circunstancias
- Mucha información sobre todas las fases de la patología (diagnóstico, tratamiento, tolerancia)
La buena noticia es que en la mayoría de casos la alergia se supera entre los 3 y los 5 años de edad y hasta entonces, se debe evitar estar en contacto con los alimentos que contienen la proteína de la vaca.
En el caso de los bebés que toman fórmula, lo indicado es ofrecer fórmula hidrolizada porque la leche normal contiene proteínas de vaca y en el caso de bebés que toman leche materna, es la madre la que debe hacer una dieta exenta de alimentos que puedan contener la proteína de vaca.
La recuperación se alcanza cuando los niños con alergia a la proteína de la leche de vaca pueden tomar leche y lácteos sin tener ningún tipo de reacción alérgica.
Más información sobre la APLV en la web Unidos por la alergia a la leche.
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