Continuamos con la colaboración de Rebeca López Noval, mujer, madre y fotógrafa profesional. Desde su página rebecalopeznoval.com contribuye a que podamos aplicar el storytelling a la fotografía para contar nuestra propia historia, las cosas importantes que nos pasan en la vida: nuestros hijos, nuestra casa, nuestra vida…
Además en su blog ofrece consejos útiles para los aficionados a la fotografía de todos los niveles, dirige la única comunidad de fotografía de mujeres pensada para mujeres y ofrece talleres y cursos online en los que nos ayuda a contar nuestra historia desde la fotografía.
Hoy viene a hablarnos de por qué el otoño es su estación favorita para hacer fotografías (y yo estoy de acuerdo con ella porque me encanta el otoño).
Otoño va, otoño viene
Si me lees habitualmente en mi propio blog, ya sabrás que el otoño es mi estación favorita para hacer fotos.
Tanto es así, que este año he preparado unas mini sesiones otoñales en mi tierra (Cantabria) y otras para mi gente de Madrid (serán a finales de Octubre).
¿Y por qué he preparado este tipo de sesiones? Pues precisamente porque me encanta esta época y creo que, fotográficamente hablando, tiene tanto que explotar que sería genial que todas tuviéramos recuerdos de nuestra familia llenos de colores bonitos la luz cálida característica de esta época y el aura especial del otoño.
Pero hoy, en el post de Maternidad Continuum, quiero compartir contigo las características de esta estación en las que puedes enfocarte si te vas a animar hacer tú las fotos. Porque ya sabes que también me encanta enseñaros a ser independientes con la fotografía y que os sintáis empoderadas para hacer fotos a vuestros peques. Tú eres la mejor fotógrafa que tu hijo puede tener.
Vamos al lío.
Los colores del otoño
Creo que es la característica que más destaca. Las hojas de los árboles van cambiando sus colores. Cuando hablamos de otoño, pensamos en tonos marrones, rojizos, naranjas, amarillos… Toda una gama de colores cálidos que invade nuestros sentidos.
Aprovecha esta característica, y abre el plano de tus fotos. Que se note el otoño, que invada toda la imagen para que entre por los ojos.
La luz cálida
La luz en otoño es maravillosa. No es tan fuerte como la del verano y tiene una calidez especial.
Los días se acortan y esto, en fotografía con niños, es una ventaja. Porque podrás hacer fotos al atardecer sin niños agotados.
Deja que la luz envuelva tus imágenes con contraluces suaves.
La temperatura suave
Puedes pensar que la temperatura no afecta a tus fotos, pero en realidad sí que lo hace. Las temperaturas durante el día nos permiten ir sin demasiada ropa y esto nos brinda dos ventajas:
- por un lado, que los niños no parezcan robots con tanta ropa y puedan moverse con fluidez,
- por otro, que salgamos más favorecidos porque toda esa ropa a veces no queda bien en las imágenes.
Además, gracias a estas temperaturas, todavía es fácil que preparemos excursiones, y pasemos mucho tiempo fuera de casa. Esta circunstancia se traduce en más exteriores durante más tiempo y esto, a su vez, en fotografías con distintos fondos y variedad de entornos con sus colores, texturas y posibilidades diferentes.
La vida en otoño
En otoño, la vida se prepara para el descanso, para el cambio.
Los animales recogen sus frutos llenos de energía para pasar un invierno tranquilo. Y nosotros salimos a recoger esos frutos. Manzanas, castañas, higos, nueces…
Estos rituales propios de esta estación pueden darnos verdaderos momentazos, así que no dejes de realizar excursiones de este tipo y llevar tu cámara preparada para registrarlo todo.
Las hojas
Estoy segura de que si tenemos que definir al otoño en pocas palabras, la mayoría hablaríamos de la caída de las hojas. Esas hojas que han ido cambiando de color y que más tarde se caen al suelo. Esas hojas que crujen al pisarlas, que nos divertimos recogiendo, o tirando al aire para crear una lluvia de hojas.
Sin duda, ya sólo con esto, tenemos excusa más que suficiente para pasar el otoño dándole al click, ¿no crees?
Sí, me has pillado, parezco emocionada con cada detalle del otoño porque es cierto que disfruto de esta época. Todo me resulta bonito, admirable y vibrante a mi alrededor. Supongo que es uno de los efectos secundarios de vivir en Cantabria, rodeada de naturaleza. Es un privilegio sentir cómo el entorno va cambiando con el paso de los meses. Y claro, es un milagro que ni mi cámara ni yo pensamos perdernos.
Saludos desde la tierruca.
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