Es de sobra conocido que la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé y a partir de ese momento se deben ofrecer otros alimentos que complementarán a la leche.
De esta forma la lactancia se seguirá ofreciendo desde los seis y hasta al menos los dos años de edad en combinación con otros alimentos.
A partir de los dos años de edad, la lactancia continuará hasta que la madre y su hijo lo decidan (no existiendo ninguna contraindicación para la lactancia, sino todo lo contrario).
Estas recomendaciones han sido asumidas a su vez por la Asociación Española de Pediatría (y se pueden consultar en este documento publicado en la Web del Comité de Lactancia Materna) y forma parte de la Guía de Práctica Clínica de Lactancia Materna publicada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de 2017.
Las asesoras de lactancia e IBCLC muchas veces escuchamos argumentos realmente peregrinos por parte de personas que no quieren seguir estas recomendaciones, como por ejemplo las que salieron a la luz hace unos años, por parte de un pediatra que escribió un libro en contra de la lactancia materna:
“En contra de las Recomendaciones actuales, considero que en los países desarrollados el destete total o parcial debe hacerse a los cuatro meses de vida…”
Algo curioso porque los pediatras, según su código deontológico, tienen la obligación de informar y promocionar la lactancia materna ya que es sinónimo de salud.
Hace relativamente poco, otro pediatra bastante conocido ha comentado que las recomendaciones de la OMS sólo son válidas para los países subdesarrollados y por tanto no tiene sentido seguirlas en un país industrializado y desarrollado como el nuestro (ahora ha borrado el post, así que no lo puedo enlazar).
La Organización Mundial de la Salud es (como su nombre indica) para todo el MUNDO
Me asombra mucho este razonamiento, porque sólo hay que leer el nombre de la Organización para entender que sus recomendaciones se hacen a nivel mundial, es decir, para todos los países del mundo.
De hecho, existe una estrategia mundial para la alimentación del lactante y el niño pequeño, publicada en la web de OMS y de descarga gratuita, en el que se explica que estas recomendaciones aplican a todos los niños que vivan en este planeta.
Eso de que los niños de países subdesarrollados pueden sobrevivir gracias a la lactancia pero los niños de países ricos “no la necesitan” es completamente absurdo.
¿Acaso los niños españoles no merecen estar sanos?
Pero es que además esto es falso, copio textualmente un texto publicado en la web de la Organización Mundial de la Salud en la que se recomienda la lactancia exclusiva durante seis meses:
La leche materna fomenta el desarrollo sensorial y cognitivo, y protege al niño de las enfermedades infecciosas y las enfermedades crónicas. La lactancia materna exclusiva reduce la mortalidad del lactante por enfermedades frecuentes en la infancia, tales como la diarrea o la neumonía, y ayuda a una recuperación más rápida de las enfermedades. Estos efectos son mensurables tanto en las sociedades con escasos recursos como en las sociedades ricas (Kramer M et al. Promotion of Breastfeeding Intervention Trial (PROBIT): A randomized trial in the Republic of Belarus. Journal of the American Medical Association, 2001, 285(4): 413-420).
Como se ve, la lactancia materna es sinónimo de salud en cualquier país: menos enfermedades infeccionas, menos ingresos hospitalarios, en el caso de requerir hospitalización necesitan menos tiempo, protección frente a enfermedades crónicas (obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares, hipertensión, etc.), mejor desarrollo cognitivo y apego más seguro con la madre.
Como es lógico la Asociación Española de Pediatría ha adoptado estas mismas recomendaciones porque son las que se basan en la evidencia científica, no es creencias erróneas y absurdas.
¿Y si el niño engorda poco?
Exactamente lo mismo.
Empezar a dar otras cosas al bebé en lugar de leche materna porque engorda poco no tiene ningún sentido.
La leche materna tiene unas 70 Kcal y una papilla de verduras con carne unas 50 Kcal. Imagina si la papilla es sólo de verduras o de fruta que es lo que recomiendan muchas personas para empezar con la alimentación complementaria.
Si el niño de verdad está engordando poco entonces hay que investigar qué está pasando para poder actuar sobre eso.
O bien el niño de verdad está obteniendo poca leche materna y entonces se puede resolver ese problema mejorando la técnica de lactancia o bien el niño está enfermo y entonces hay que curarlo.
Ofrecer papillas (o alimentos en trozos) antes de tiempo no va a resolver ninguna de las causas que podría provocar bajo peso en el bebé.
¿Entonces qué hacemos?
Seguimos las recomendaciones oficiales basadas en la evidencia que son las de la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Española de Pediatría y dejamos de leer a pediatras desinformados 😉
Cuidamos a nuestros hijos ofreciéndole nuestra leche materna que es el mejor alimento para asegurar su salud durante su infancia y con consecuencias positivas a lo largo de toda su vida.
Compartimos información correcta y adecuada en nuestras redes y con nuestros contactos.
Está clarísimo! Muchas gracias Pilar por tanta información.
No termino de entender que interés lleva a un pediatra o profesional de la salud a ofrecer una información distinta a esta. 🙁