Hoy te traigo un testimonio que me ha impactado, el de Susa Portillo, una madre y asesora de lactancia EDULACTA de Guatemala, que consiguió ayudar a normalizar la lactancia materna con su actitud luchadora cuando le tocó volver al trabajo.

Ahora se dedica a ayudar a las madres lactantes desde internet en El rincón de lactancia , pero generosamente nos ha querido compartir su experiencia.

Espero que os encante como a mi.

Mi regreso al trabajo amamantando a mi bebé sin sala de lactancia. Por Susa Portillo

Tenía mucha ilusión comenzar la lactancia con mi segunda hija. Ya siendo asesora creía que todo estaría de maravilla y eso me causaba una alegría intensa.

Esta vez debía regresar al trabajo, leía los congeladores de otras madres llenos de leche, incluso de algunas a las que yo asesoré y me decía: “yo también podré llenar así las bolsas, eso y mucho más”.

Lo que yo no sabía era que regresar al trabajo antes de haber establecido la lactancia iba a ser el reto más grande de mi vida como mamá.

Lastimosamente las leyes no apoyan la lactancia ni a la madre que con gran dolor debe separarse de su bebé para regresar a un trabajo remunerado.

Y sí, los 54 días de licencia post natal fueron insuficientes para que yo hiciera el banco de leche que había deseado y que las hormonas se terminaran de acomodar en mi cuerpo.

Dejé en el refrigerador 80 onzas y de esas la primera semana mi hija se tomó 60 y yo únicamente regresé a casa 35.

Con mi primera hija jamás había contado las onzas de leche materna, ella tomó del envase original y nunca me hice cuentas de cuánto comía al día. Era suficiente amamantar a demanda y ya.

Los números no me salían y estaba realmente preocupada. Me sirvió saber que mi cuerpo no está diseñado para separarme de mi bebé, también saber que el sacaleche, si bien es una herramienta muy valiosa, es un pedazo de plástico que trata de sustituir a mi bebé y eso es misión imposible.

Hice extracciones en el tráfico, en la madrugada y los fines de semana me llevaba el sacaleche hasta en los restaurantes para aprovechar cualquier momento.

Pero el reto como mamá trabajadora no se quedó allí.

En Guatemala, es muy común que las madres se saquen leche en el baño.

Alguna mamá de mi comunidad algún día me dijo: “en mi trabajo me apoyaron con la lactancia, pusieron un toma corriente en el baño cuando regresé”, la normalización del lugar que nos corresponde para sacarnos la leche esta muy metido en nuestra sociedad y eso es tan doloroso.

Yo sabía que esa no era opción para mi, que por tanto tiempo había animado a otras madres a buscar un lugar digno para extraerse la leche y ahora me tocaba a mi buscarlo.

No sabía si preguntar o pedir permiso o simplemente plantar mi sala de lactancia en el comedor de la oficina.

Pues con una mantita de flores me senté en el comedor y decidí hacer allí mis extracciones.

Las primeras semanas algunos compañeros cuando me veían en plena acción salían corriendo de la pena. Pero conforme fueron pasando los días, incluso se acercaban con curiosidad a preguntarme cosas de lactancia.

Algunos tomaron fotos de los frascos en el refrigerador para enseñarle a sus esposas.

Estaba normalizando algo que por años había sido penoso.

Cuando mi hija cumplió 6 meses, sabía que había cumplido con la misión encomendada. Se me metió en la cabeza que no solo quería sino debía renunciar, fue una decisión fácil sólo debía buscar la forma en la que mi esposo aceptara la carga económica que se le venía.

Para mi sorpresa, él también había sentido la necesidad de que yo estuviera en casa con las niñas. Simplemente no se atrevía a plantearlo, porque aunque fue una decisión fácil no deja de ser valiente. Pensar en renunciar a ciertos privilegios materiales nos roba un poco de paz.

Una mañana de febrero presenté mi carta de renuncia y regresé a mi nido, donde, a veces pienso, jamás debí haber salido.

Pero me siento agradecida por lo vivido, soy una asesora diferente a la que era hace un año.

Hoy me dedico a mi emprendimiento llamado El rincón de lactancia donde comparto, desde la empatía, información sobre lactancia a muchas mamás de Latinoamérica.

 

Imágenes cedidas por Susana Portillo para ilustrar este post.