Después de un año de pandemia, siguen existiendo muchas dudas y creencias erróneas sobre el Covid-19 y sobretodo cuando hablamos de embarazo, parto y lactancia materna.
Esto tiene sentido, porque al fin y al cabo se trata de una enfermedad nueva sobre la que no teníamos datos, pero a estas alturas ya hay mucha información y estudios muy concluyentes que nos pueden ayudar a entender mejor cómo gestionar tanto la prevención del contagio, como la sospecha o certeza de enfermedad.
En los primeros meses de pandemia, se prohibía dar el pecho a las madres con sospecha de contagio, e incluso en muchos hospitales se separaba a los bebés de sus madres de forma protocolaria y se daban biberones para “evitar el riesgo de contagio”.
Con el paso de los meses de ha visto que estas prácticas no tienen sentido por lo que los organismos oficiales ya se pronunciaron con recomendaciones totalmente diferentes.
¿Qué debe hacer una madre con sospecha de contagio o positiva?
No se recomienda la separación tras el parto porque puede dificultar la lactancia y esto es muy importante porque se sabe que la lactancia materna protege contra enfermedades respiratorias en general, por tanto tiene lógica que pueda proteger también frente al coronavirus.
“…las Inmunoglobulinas, células plasmáticas, inmunomoduladores y otros factores habitualmente presentes en la leche materna procurarán inmunoprotección a los lactantes y niños y niñas pequeños, igual que con otros virus coronavirus y otros virus respiratorios de los que sí hay experiencia (Frank 2019).”
La transmisión en el embarazo y el parto es poco probable, porque la vía respiratoria suele ser la mayoritaria.
Por tanto, cuando una madre sospecha de su positivo es muy posible que el bebé ya haya estado en contacto con los aerosoles y gotas respiratorias, por lo que el aislamiento y la separación no se sostienen.
Pero es que además, en estudios más recientes se ha comprobado que la leche materna de madres que han superado el coronavirus, contienen anticuerpos específicos que protegen directamente al bebé frente a la enfermedad (Rebeca Powell), así que lo más conveniente es que la lactancia se mantenga para ayudar al bebé a su recuperación en caso de contagio.
¿Qué medidas se deben tomar?
- No separación de la madre y el niño
- Lavado y desinfección de manos
- Dar el pecho con mascarilla (cubrebocas)
- Ventilación frecuente
- Ayuda con otras tareas del bebé (pañal, baño, etc.)
- Si la madre se encuentra enferma y no puede amamantar la primera opción es extraer su leche y ofrecerla a su bebé.
- Para la extracción se usara mascarilla, manos limpias y extractor esterilizado
Si la madre está ingresada en el hospital por Covid se intentará el alojamiento conjunto con su bebé para mantener la lactancia, pero si esto no es posible las recomendaciones para intentar mantener la lactancia serían las siguientes (Fuente AELAMA):
- Si la madre se encuentra bien para sacarse leche es recomendable que lo haga (para ofrecerla a su hijo y para mantener su producción)
- La leche extraída debe colocarse en doble embalaje para el transporte a la unidad neonatal (igual que con otras muestras de positivos)
- Una vez en la unidad neonatal se vacía la leche en recipientes limpios y se ofrece al bebe
¿Y la vacuna me la puedo poner si estoy amamantando?
Las recomendaciones de la OMS desde que se comenzó la vacunación contra el COVID-19 en el mes de enero son claras:
La vacuna (COVID-19) puede ofrecerse a una mujer que amamanta y que es parte de un grupo recomendado para la vacunación (por ejemplo, trabajadoras de la salud); actualmente no se recomienda suspender la lactancia después de la vacunación” (WHO/OMS 2021/01/25).
Por tanto la vacunación es compatible con la lactancia materna.
Es verdad que los primeros prospectos de las vacunas indicaban que las madres lactantes estaban excluídas de la vacunación porque no se incluyeron a madres lactantes en los ensayos clínicos y por tanto no tenían datos suficientes.
Pero tras la recomendación tanto de la OMS como de muchos otros organismos oficiales, retiraron esto del prospecto por lo que ya no se debería poner ningún problema a las madres que dan pecho para ponerse la vacuna.
La mayoría del resto de vacunas son compatibles con la lactancia materna.
Hay algunas vacunas que se hacen con virus atenuados (viruela, polio y fiebre amarilla) que sí están contraindicadas porque podrían dar problemas en los niños, pero en el caso de las vacunas contra el Covid no tenemos ninguna que se haya hecho así.
Ninguna de las vacunas desarrolladas hasta ahora contra la COVID-19 utiliza virus vivos atenuados, no puede provocar la COVID-19 en la persona vacunada ni alterar su material genético (CDC 2020/12/18 y 2020/12/13). Fuente e-lactancia.org
Asimismo, todas las vacunas COVID-19 que se conocen hasta el momento son compatibles con la lactancia materna.
Es más, los últimos datos indican que los anticuerpos generados en la madre gracias a la vacunación, pasan a la leche materna protegiendo al bebé. Esto es algo que ya ocurre con otras vacunas, por lo que no sorprende que también ocurra en esta:
Al igual que tras la vacunación contra otros virus, en la leche de madres lactantes vacunadas contra la COVID-19 podrían excretarse anticuerpos generados por la vacuna en forma de IgA, lo que protegería de la COVID-19 al lactante (Baird 2021/02/23, InfantRisk 2020/12/18, ABM 2020/12/14). Fuente e-lactancia.org
En definitiva, preservar la lactancia es prioritario para la salud del bebé tanto en caso de contagio como en la vacunación.
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