Se entiende por disciplina positiva como las enseñanzas para entender el comportamiento de los niños y la forma de abordar su actitud para guiarles en su camino siempre de forma positiva y afectiva.
La disciplina positiva se basa en la comunicación, el amor, el entendimiento y la empatía para disfrutar de las relaciones familiares y da herramientas a los padres para entender el comportamiento de sus hijos (incluso cuando no es adecuado) y reconducirlo con respeto, sin castigos y de forma afectuosa.
La disciplina positiva es un enfoque que no incluye ni el control excesivo ni la permisividad. Se basa en el respeto mutuo y la colaboración, todo con la intención de enseñar al niño competencias básicas para la vida.
Un concepto muy importante de la disciplina positiva es la forma de llegar a acuerdos en común, porque es evidente que los niños están mucho más dispuestos a cumplir las reglas que ellos mismos han contribuido a decidir. Cuando aprenden a colaborar y a tomar decisiones en familia, acaban convirtiéndose en personas que “saben” tomar decisiones, que asumen sus responsabilidades y que tienen un concepto positivo de si mismas.
Los cuatro criterios a tener en cuenta para una disciplina positiva según la autora Jane Nelsen en su libro “Cómo educar con firmeza y cariño” son:
1- ¿Es amable y firme al mismo tiempo? (respetuosa y motivadora)
2- ¿Ayuda a los niños a sentirse importantes? (Conexión)
3- ¿Es eficaz a largo plazo?
4- ¿Enseña valiosas competencias para la vida? (Respeto, habilidad para resolver problemas, participación, colaboración, responsabilidad…)
Los castigos no funcionan
El castigo no satisface ninguna de las características anteriores aunque a veces consiga el resultado deseado eliminando el comportamiento que se quiere eliminar a corto plazo, pero ¿y a largo plazo qué es lo que consigue el castigo?
Según la autora, cuando son castigados los niños se pueden sentir de alguna de estas cuatro formas:
– Resentido (Esto es injusto)
– Con ganas de revancha (me las pagarán)
– Con ganas de rebelarse (voy a hacer justo lo contrario de lo que quieren)
– Retraido: con baja autoestima creyéndose que de verdad son “malos” o escondiéndose para que la próxima vez no les pillen
Los castigos incluyen la culpa y la vergüenza como motivadores del cambio y la verdad es que no son nada efectivos en realidad. De hecho, hay muchas investigaciones que indican que los niños que reciben muchos castigos se vuelven o rebeldes o sumisos…una de las dos.
Distintos enfoques
Jane Nelsen en su libro “Como educar con firmeza y cariño” publica un cuadro bastante ilustrativo de los tres enfoques más utilizados para interaccionar entre padres e hijos:
SEVERIDAD (control excesivo) |
– Orden sin libertad- Ninguna opción
“Tú lo haces porque yo lo digo” |
PERMISIVIDAD (sin límitaciones) |
– Libertad sin orden- Opciones ilimitadas (puedes hacer lo que te apetezca) |
DISCIPLINA POSITIVA (amabilidad y firmeza al mismo tiempo) |
– Libertad con orden- Opciones limitadas
– “Puedes decidir qué hacer dentro de unos límites que sean respetuosos para todos” |
Se puede entender muy bien con estos ejemplos:
Severidad: “Estas son las reglas a las que debes atenerte y este es el castigo que recibirás por no cumplirlas”. Los niños no participan en la toma de decisiones.
Permisividad: “No hay reglas”.
Disciplina Positiva: “Juntos decidiremos las reglas que nos convengan a los dos. También decidiremos las soluciones que nos ayuden cuando tengamos problemas. Si tengo que utilizar mi criterio sin tu opinión (por algo realmente importante) lo haré con firmeza y amabilidad, dignidad y respeto”
No es lo mismo
Mucha gente piensa que la crianza respetuosa es lo mismo que la crianza permisiva y no tiene nada que ver.
Hay personas que dan una crianza respetuosa utilizando también estrategias de disciplina positiva y hay personas que no, pero en ningún caso la crianza respetuosa es igual que la permisividad.
Algunas herramientas
En otros artículos veremos más a fondo algunas de estas herramientas, pero para abrir boca aquí os dejo las herramientas que Jane Nelsen recomienda en su libro para practicar una disciplina positiva:
1. Eliminar el castigo
2. Eliminar la permisividad
3. Ser amable y firme al mismo tiempo
4. Dar oportunidades para que los niños desarrollen las 7 competencias importantes (comentadas antes)
5. Tener cuidado con lo que da resultado a corto plazo (como el castigo)
6. Deshacerse de la idea de que para que un niño lo haga mejor, primero debe sentirse peor (con un castigo)
7. Implicar activamente a los niños en el establecimiento de las normas (por ejemplo con las reuniones familiares)
8. Hacer preguntas de curiosidad para saber por qué en realidad el niño se está comportando mal
9. Utilizar frases amables y actitud cariñosa
¿Y vosotros utilizáis las herramientas de disciplina positiva en casa?
Enhorabuena por este artículo Pilar. Completo, muy bien explicado. Aplicarlo sólo requiere un poco de esfuerzo por nuestra parte y los resultados yo creo que merecen la pena: una convivencia familiar positiva y agradable, y que tus hijos sean niños respetuosos y futuros adultos que saben tomar decisiones y respetar a las personas que le rodean.
Se que este artículo va a llegar a mucha gente y espero que haga reflexionar y ver que hay otras posibilidades al castigo, a los gritos y a los supuestos refuerzos para conseguir un determinado comportamiento.
Actualmente hay muchas personas que utilizan con demasiada alegría el castigo, (sin ir más lejos una profesora de mi hijo mayor) y las estrellitas (otra profesora de mi hijo mayor), sin darse cuenta que nuestros hijos no crean un juicio moral y les hacemos dependientes del exterior para que se comporten de una determinada manera.
Besos.
Beatriz de http://www.criarconamor.com
Hola Beatriz!
Muchas gracias por tu comentario!
Es cierto que los adultos a veces utilizamos el castigo "demasiado alegremente" sin pararnos a pensar si es efectivo o no y las consecuencias a largo plazo que puede acarrear.
Muchas veces pienso que simplemente lo hacemos sin pensar, como imitación de lo que todo el mundo hace o como repetición de los patrones aprendidos en nuestra propia infancia.
Menos mal que tus hijos te tienen a ti para "compensar" 🙂
Un abrazo!
Hola pilar! Enhorabuena por tu blog ! Me encanta!
Tengo una duda, a ver si me la puedes resolver: ¿Qué debería hacer si voy con mi hija de tres años por el centro comercial y se pone a correr por los pasillos y no me hace caso? Gracias!!
Hola Carolina,
tu pregunta es complicada…creo que da para un post 🙂
Pero te resumo un poco lo que voy a escribir en el blog:
1. Hay que entender que los niños pequeños no entienden el peligro como nosotros. Osea debemos empatizar con ellos
2. No sé en qué circusntancias està en el centro comercial ¿ha ido al cole todo el día? ¿está cansada? ¿necesita correr y moverse?. A veces los niños deben "seguirnos" en nuestros ritmos locos, pero ellos necesitan correr, aire libre, parque…después de muchas horas en el cole, a veces muchas horas sentados, los niños necesitan ser "libres" por un momento 🙂
3. En cualquier caso siempre se puede negociar con la niña para que no salga corriendo ofreciendo algo a cambio
4. Como última opción, no llevar a la niña a estos sitios hasta que sea un poco más mayor y entienda el peligro de perderse.
Lo que yo NO haría: gritarle, llevarla atada, llevarla en el carrito llorando y a la fuerza…ese tipo de cosas.
Un abrazo y ánimo! sé de lo que hablas…mi hija mayor era igual 🙂
Hola,
En qué año fue escrito esto?
Gracias!
necesito ayuda mi hijo es disperso en la escuela como actuo para cambiar esto