Últimamente me encuentro a mi misma pensando muchos temas relacionados con el machismo, el feminismo, el neofeminismo que tan de moda está últimamente en la red…de repente en las noches de insomnio o en las siestas de mi hija, en lugar de dormir, yo me pongo a pensar en estas cuestiones tan filosóficas ¡vaya tela!
Pienso que nuestra sociedad se enorgullece de haber superado el machismo pero en realidad ¡estamos tan lejos! porque las mujeres seguimos teniendo que elegir entre su familia y nuestra carrera profesional. Y además es que hagamos lo que hagamos, parece que nunca estamos contentas.
Cuando mi madre y las mujeres de su generación consiguieron tantos derechos y pelearon tan duro pensaban que ya estaba todo hecho y que las mujeres de MI generación ya teníamos el camino allanado. Pero es que ahora, las mujeres “feministas” queremos ser copias de los hombres, hemos olvidado que no somos hombres, hemos olvidado que lo que nos diferencia es lo que nos da más valor y hemos entrado en la rueda de la competición.
Les estamos copiando en todo, sobretodo en lo malo (incluso estamos teniendo casi las mismas tasas de enfermedades “típicamente masculinas” como los infartos), nos hemos vuelto agresivas, consideramos que el hogar es deningrante, que cuidar de los hijos nos hace perder el tiempo, queremos estar guapas y delgadas desde el minuto cero después de parir para no salir del mercado, volvemos a trabajar incluso antes de terminar la baja maternal para progresar en las empresas (o en los gobiernos, véase Carmen Chacón)…
Y además nos criticamos entre nosotras, que eso es lo peor de todo. Cuando una mujer decide elegir su carrera profesional y no tiene hijos se la critica, si hace lo mismo pero con hijos también la criticamos, si decide dejar el trabajo y cuidar de su familia: la criticamos, si trabaja a tiempo parcial también la criticamos…da igual lo que hagamos, porque lo criticamos todo.
En mi opinión, las críticas entre mujeres hacen muchísimo daño al feminismo, a las mujeres y a la sociedad en general.
Yo no quiero que mis hijas aprendan que las mujeres nos atacamos entre nosotras.
Yo no quiero que mis hijas me oigan criticar a otra mujer.
Yo no quiero perpetuar la idea de que las mujeres somos malas entre nosotras y retorcidas.
La presión que sufre una mujer es tremenda y cuando se convierte en madre se multiplica por mil y yo no quiero aumentar esa presión a otras mujeres ni quiero que mis hijas lo hagan.
Yo gasto mucha energía en hacer que mis hijas entiendan el por qué de lo que hacen las demás personas, que sientan empatía por ellas, que en lugar de juzgar o criticar, intenten comprender.
Esta mañana, en mi café matutino con las mamás del colegio de mi hija mayor ha salido a debate un tema muy interesante ¿vale la pena intentar cambiar los hábitos incorrectos de nuestra sociedad? ¿una sola persona puede hacer algo contra años y años de machismo?
Pues yo pienso que si, que cada familia y cada madre aporta su granito de arena y va consiguiendo una generación de mujeres que no vean raro que los niños puedan jugar con carritos de bebés, que las niñas puedan jugar al fútbol, que todos en la familia sean capaces de preparar la cena, que un papá cuide de sus hijos…
Además pienso que el cambio debe partir de nosotras, de las mujeres.
¿qué opináis? ¿se puede hacer algo o no vale la pena intentarlo? ¿es importante que nuestras hijas aprendan que las mujeres unidas pueden hacer milagros o seguimos intentando competir entre nosotras para ser la mejor?
Pienso que la revolución debe continuar porque es verdad que lo que se ha conseguido es hacer las cosas de los hombres, pero no como mujeres. Hay que conseguir una conciliación familiar, en la que no te sientas culpable por dejar a tu hijo cuando vas a trabajar sino que la sociedad te lo facilita, por ejemplo con un año de baja maternal (que como están las cosas ahora ni por asomo!!).
Otra cosa es que si tienes hijos no pienses que estás perdiendo tu vida porque no haces otras cosas. Hay que pensar que tu vida ahora es diferente e intentar disfrutar de la maternidad y no verla como una carga frustrante como la ven muchas mujeres (alguna vez me pasa a mí) y es que la sociedad nos vende eso: tenemos que ser súper mujeres y no debe ser así.
Nosotras mismas tenemos que seguir impulsando el avance. Hacer que los padres colaboren y no ayuden; que si quiero dedicar unos años de mi vida a la maternidad y después reincorporarme al mercado laboral sea totalmente normal y se facilite; que pueda trabajar en casa si es posible… En fin, que queda mucho por hacer todavía, apoyándonos unas a otras porque si no, mal vamos.
Efectivamente Marta…las mujeres debemos apoyarnos las unas a las otras. No puedo añadir nada más a tu comentario…estoy completamente de acuerdo!
¡Un beso y gracias por pasarte por aqui!