Cuando dormimos, nuestra cabecita loca necesita asimilar todo lo vivido y por eso muchas veces si hemos tenido un día movido nuestro sueño es inquieto, o si hemos vivido un día relajante nuestro sueño es tranquilo y reparador.
En los niños, esto todavía es más acusado; ellos necesitan procesar aún más que nosotros todo lo que van viviendo porque vivir es aprender y muchas veces, las experiencias vividas son nuevas. De esta forma, si un día han sufrido un susto fuerte, un desengaño, miedo, etc. es muy posible que duerman intranquilos y del mismo modo si se han sentido acunados, queridos o muy felices, dormirán mejor.
Desde que mi hija mayor tenía unos dos años, estoy practicando una estrategia que leí en la Guía de Dormir sin Llorar: el Repaso del día. Y os puedo decir que cuando no tenemos mucho tiempo y dejamos de hacerlo, lo notamos y mucho.
¿En qué consiste?
Es sencillo, simplemente hay que ir relatando lo que ha pasado a lo largo del día cronológicamente intentado que sea bastante detallado y sin dejar nada importante sin nombrar.
Por ejemplo: esta mañana después de levantarnos hemos ido a visitar a la abuelita porque estaba un poco enferma, allí hemos jugado un rato y después hemos vuelto a comer a casa, por la tarde hemos ido al parque y has jugado con Juanito, Juanito no quería dejarte su bici y te has puesto un poco triste, pero después has negociado con él y a cambio de tu carrito él te ha prestado la bici…
¿Y sirve de algo?
Desde luego que sí, al menos a mi me sirve y mucho:
– Nos ayuda a conectar con nuestros hijos y así nos “obligamos” a pasar un rato tranquilo con ellos
– Nos sirve para que nuestros hijos nos cuenten algo que les haya pasado que hayan olvidado comentarnos o que no hayan tenido tiempo para hacerlo (ya sabéis, con las prisas del día a día a veces no tenemos tiempo ni de conversar)
– También puede darse el caso que nuestros hijos aprovechen este rato para hablarnos de algo que les preocupa o les asusta
– Les ayuda a digerir lo que han vivido ese día (tanto lo bueno como lo malo) y a entenderlo mejor
– Los niños duermen mejor y tienen menos pesadillas
– Los padres también dormimos mejor cuando hemos pasado ese rato con nuestros hijos
– Los niños se sienten más seguros y confiados cuando ven que sus padres saben todo lo que han vivido y lo escuchan de sus labios
En definitiva, todo ventajas y cero inconvenientes, así que si no lo habéis probado, os animo a hacerlo y que me contéis vuestra experiencia.
¡Qué interesante Pilar! Esta misma noche lo pongo en práctica
Gracias guapa!
la verdad es que a nosotras nos va muy bien…lo notamos mucho cuando no lo hacemos.
Un besazo y mil gracias por comentar
Qué pena que mi niño tenga sólo un añito, porque con lo "mal" que duerme el pobre esta herramienta nos viene de maravilla. En cuanto sea un poquito más mayor la pongo en práctica.
Besos Pilar y gracias por tus consejos y tu ayuda.
Hola Alazne!
Y por qué no lo intentas? alomejor tu hijo te sorprende!! porque con un año aunque no sepan hablar, entienden mucho más de lo que parece…
Mucho ánimo en cualquier caso para superar esas largas noches 😉
Un besazo!
Genial!!!! aunque Nahual aún no tiene 6 meses, vamos a empezar a aplicar esto tan sencillo y tan lógico. Al final, en los adultos también funciona, y por eso en parte yo tengo clientes acompañando sus procesos de mejora, que a veces tan solo es poner orden a los acontecimientos, para que consciente y subconsciente trabajen en coherencia y los dos hemisferios estén conectados facilitando la disponibilidad de la totalidad de recursos internos 😉 Gracias Pilar!!!
Gracias a ti Oscar!
mira!! nos has descubierto otra gran ventaja de esta herramienta! conectar los dos hemisferios poniendo en orden los acontecimientos!
Nunca dejo de aprender con vosotros!
Un abrazo
Adicionalmente, mantiene vivo el canal de comunicación con nuestros hijos, lo cual es tan importante para ellos y para nosostros también. Después de un rato así ¡cómo no vamos a dormir mejor!
Efectivamente, la comunicación es fundamental y cuando es fluida todo funciona mejor…incluso el sueño!
Un besazo y gracias por comentar!
Nosotros lo practicamos desde que Ían era muy pequeñito (meses) y también hemos notado cómo eso le relajaba.
Lo descubrimos cuando apenas tenía unos días y mi marido me leía en voz alta un libro para que yo no me durmiera mientras tenía mamando en brazos a nuestro nene en la cama, y no sé si era el "runrun" de su melodiosa voz y el triptófano, el caso es que todos nos relajábamos y dormíamos sin ningún problema.
Hola Luisa,
¡qué bien que nos hayas contado tu experiencia! así otros papás de bebés pequeñitos quizás de animen a probarlo!
un abrazo y mil gracias!
Nosotros a veces también lo practicamos. Me ayuda a meter a Bruno en la cama, haciéndole ver todas las cosas de las que ha disfrutado a lo largo del día. Además, él se anima a intervenir, lo que supone un esfuerzo comunicativo por su parte y un estupendo ejercicio gramatical.
Exacto Marta!
a ellos les gusta participar y eso es muy positivo en muchísimos sentidos! mejoran el lenguaje, sienten más intimidad con nosotros, les ayuda a bajar revoluciones, nos cuentan cosas desagradables que les hayan pasado que no se habían atrevido a decirnos…etc.
¡Todo ventajas! jaja
Un abrazo y gracias por comentar